Líquido

Llegué del cielo a este mundo, como supongo que llegan algunos, de una forma grácil y veloz, ya que al abrir mi visión, me encontraba ya posada en la hoja de un árbol.
Me sentí muy cómoda, la sentía como mi hogar y ella se acostumbró rápidamente a mí, con la facilidad con que los lirios se acostumbran a los sapos y las ramas a las aves.
Era feliz y por un tiempo pensaba que no necesitaba más, nada además de esa seguridad y comodidad simples. Eso y poder vivenciar por ese momento, que para mí era una vida, la belleza de la vitalidad de los demás seres. Porque si con algo me identifico yo es con la vida.
Sin embargo, me ganó la curiosidad y detenidamente, paso a paso, me fui deslizando para ver lo que se encontraba debajo de mi hogar.
Fue en ese momento que se produjo una gran exaltación en mí: miedo, regocijo, pero sobre todo, expectación. Había un mundo de seres iguales a mí. Me dediqué a observarlos por un rato y fue cuando me encontré con él. Noté que por fuera, todos somos exactamente iguales, pero por dentro poseemos partículas que nos hacen claramente diferentes. Y como somos transparentes, entre nosotros podemos ver algo de ese interior diferenciado.
Los momentos iban pasando por el tiempo y nos hicimos amigos. Él me invitaba a saltar de mi hoja y unirme con ellos, pero yo me sentía tan a gusto en mi hogar...y sentía miedo de perderme en aquella inmensidad de seres, ya que tal vez no estaría tan cómoda y habría peligros.
El sol iba subiendo en lo alto y comencé a experimentar una sensación de sofocamiento. Fue entonces cuando él se alarmó y me insistió en que saltara. Me decía que no tuviera miedo y que él me acompañaría en mi travesía.
Como la sensación de ahogo en mi hogar empezó a ser insoportable, accedí y salté.
Estando ya abajo, él se me unió y experimenté una sensación muy agradable, un gran confort. Pude ver con mayor claridad en su interior, y comprendí que era tan igual a mí, tan diferente a los demás, que llegué a pensar que lo distinguiría de entre la multitud aunque hubiera un océano entre nosotros.
Él me enseñó lo que había aprendido en su corta vida, me dio una gran seguridad y comenzamos a separarnos en ocasiones. No puedo negar que sentía un poco de temor cuando lo hacía, pero me daba la oportunidad de conocer a tantos seres, de experimentar tantas vivencias y aprender tantas cosas sobre la vida, la muerte, el amor, en fin, de las cosas importantes, que poco a poco comencé a separarme con más alegría.
Así pues, en ocasiones fuimos felices y a veces tristes, juntos y por separado, porque aunque seamos agua, somos dos gotas de agua diferenciadas que se pueden juntar y separar cuando lo decidan.
Y fueron esas separaciones las que hicieron que al volver a unirme a él, nuestra relación fuera tan maravillosa, por tener tanto que compartir y enseñar el uno al otro de lo que habíamos aprendido. Además, el conocer a otros seres, me hacía apreciarlo aún más por lo único y especial que era y volver a él era volver a mi hogar, con toda la calidez que eso implica.
Por lo que, el no tener la necesidad de tener que estar juntos todo el tiempo para estar seguros de lo que sentíamos el uno por el otro, sino que era una libre elección de ambos, es lo que hacía nuestro amor cada día más grande, y sobre todo, más estable.
Por no ser sólo un sentimiento, sino una decisión.

Dedicado a todos aquéllos que no viven en una co-dependencia y a quienes aman desde lejos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Las mejores relaciones se dan en manera individual y que a la vez se forma uno sólo... algo que muchos (los que están afuera no pueden entender)... Ya lo he vivido.

Hermosa narrativa, gracias por tus palabras en mi blog, veo que también sois una fanática de la luna como yo ;)

Un beso y seguimos en contacto!
TORO SALVAJE ha dicho que…
Muy bonito y muy gráfico.

Se puede amar de mil maneras.

Besos.
இலை Bohemia இலை ha dicho que…
El broche final de tus letras ha sido esa preciosa dedicatoria...

Un besote!
Nohema Rios ha dicho que…
Amiga me ha encantado leerte, sorry por no haber venido antes, pero tú bien sabes el por qué. Me ha gustado mucho la metáfora que utilizas con respecto a ti y a ese alguien que es tan especial para tí, y sí, realmente la dinámica en la que han estado sumergidas ambas gotas hablan de un amor maduro, sin temores. Felicidades por tu libertad para elegir. Abrazos!!!
Dinora ha dicho que…
No hay distancias cuando es el corazon el que mide los kilometros

Aqui dejandote un saludo, espero estes muy bien !

-_^
Ophir Alviárez ha dicho que…
Distancias...

A ver Dianita, te toca ponerte a escribir así nos hacemos compañía. Un beso y gracias por la visita!

Ophir
Diana ha dicho que…
Muchas gracias por visitar mi blog también, Ophir, aunque hace tiempo que no escribo...supongo que el haberte conocido es una señal para volver, jeje... es muy lindo conocer gente con un interés en común. Un abrazo!

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